Jonathan Viera, lleno de alegría, junto a Benito, Sandro y Lemos, en el momento del penalti. /
fútbol
El capitán de la UD volvió a ser el mejor del equipo, dando asistencias y marcando desde los once metros. De nuevo, fue diferencial e impulsó al resto
El pasado lunes llegó la primera gran exhibición de Jonathan Viera de las muchas que le espera la parroquia amarilla. El Mago de La Feria empezó como un tiro de pretemporada, siendo decisivo en las victorias del equipo en tierras andaluzas.
Las Palmas jugar 18 partidos sin perder (sin contar los playoffs) no es trabajo de un solo jugador, pero es cierto que
tener a alguien tan resolutivo y diferencial en la trama ofensiva como Viera mejora a cualquier equipo. Es un baluarte para cualquier entrenador y García Pimienta lo sabe bien.
Sin embargo,
el día de la inauguración resultó herido. Tras la recuperación, se encontró un equipo que respondió sin él, superando al Málaga (0-4), superando al Andorra (2-0) y empatando en casa ante el Alavés (1-1). Regresó ante el Leganés en el estadio de Gran Canaria en la quinta jornada. Pimienta le sacó al césped en los minutos finales para fusilarlo, en palabras del técnico, «tenemos un plan con Viera». Más tarde, en Santander,
volvió a ser titular jugando los noventa minutos ante el Racing.
Ya este lunes volvió a rendir a su mejor nivel. Presente en todos los campos, llegando a recibir desde muy atrás, corriendo, dirigiendo la carga hacia el centro del campo y tirando del carro.
Así llegaría el primer gol de la UD,
con su habitual desborde de afuera hacia adentro para concluir con un puntual paso a Enzo, que sólo tenía que comprobar y marcar. Poco después de él mismo
se encargó de provocar una sanción a favor, en la que, asumiendo la responsabilidad, fue el
encargado de la conversión ante su excompañero Raúl Fernández.
Es un jugador sin límites. A sus 32 años, el capitán representa una isla, una ciudad y un equipo y hasta se podría decir que un estilo de juego. Viera, a la espera de la recuperación de su hermano Vitolo, es el protagonista de una UD que en estos momentos es líder y el segundo equipo con más puntuación y el segundo menos goleado de la categoría.
La afición estaría inmensamente feliz si el 21 cumpliera su sueño al final de la temporada:
subir por segunda vez a Primera División con el equipo de su tierra. Y hasta ahora, se ve bien.