Sáb. Jun 3rd, 2023
Ansite, el recuerdo brumoso

Hoy es 29 de abril; un simple juego de niños. Lo que quizás muchos no sepan o recuerden es que hoy se cumplen 540 años del episodio de Ansite y de la culminación de la conquista de la isla de Gran Canaria. Sin embargo, su significado se ha convertido en una verdadera aporía, un problema de difícil solución. Lo único que lograremos, quizás, sea entrar en un jardín del que no podremos salir, tal es la complejidad de abordar públicamente el significado de un evento como este. Ricour, filósofo francés, comentó al respecto que la única manera de abordar el tiempo y sus problemas es desde la crítica narrativa. Este reconfigura y presenta la narrativa histórica, a partir del uso de herramientas como el calendario o el estudio y organización de las huellas del pasado (documentos, restos arqueológicos, etc.), por lo que, obviamente, cada narrativa dependerá de la generación que la desarrolle. él, y su ‘horizonte de significado’, es decir, cómo cada grupo ve, piensa y comparte el mundo en ese momento específico. Así que no queremos comentar. que paso con ansite o durante la conquista de la isla; aquí están las investigaciones Francisco Morales Padrón o Manuel Lobo Cabrera que registró claramente hechos históricos, fechas y consecuencias. Mi reflexión va por otro lado.

Y es que el hecho de trabajar en los últimos años en el almacén de La Fortaleza (Santa Lucía de Tirajana) nos ha obligado, en primer lugar, a ubicar geográficamente a Ansite, siguiendo los pasos de Marina de Cuba o el histórico tirajanero Santiago Cazorla, En el tierras altas de Amurga; y por otro reflexionar sobre la importancia de este lugar como construcción de identidad. Todavía estamos tratando de eliminar la «conciencia nebulosa» que mencionaste. Manuel Germán, a través de la presentación de los actos del 29 de abril en la isla de Gran Canaria, que se presentan, como decíamos, como una gran contradicción.

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Y aquí viene la paradoja a la que nos referimos: el desprendimiento de parte de la población para nuestra historia más antigua se debe a la búsqueda del entierro y al olvido consciente de la palabrería tardofranquista sobre el pasado indígena, en lugar de crear una narrativa disidente pero sólida sobre la importancia histórica y, sobre todo, identitaria del 29 de abril. De hecho, se observa que a mayor conocimiento histórico-arqueológico, menor apego a esa historia. Se ha generado una nueva narrativa mucho más científica, pero no ha calado en la sociedad.

Esa fecha era, con permiso de los festejos de El Pino, la fiesta mayor de Gran Canaria

Como ejemplo proponemos observar la evolución de las celebraciones del 29 de abril en la isla de Gran Canaria. Y es que estas celebraciones se vienen gestando desde mucho antes de la llegada del franquismo, como opinan algunos, Hay referencias a esta fiesta ya en tiempos de Felipe III, a principios del siglo XVII, donde el estandarte desfilaba por las calles de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Es cierto que La Fortaleza se transformó en Ansite a partir de 1964 con las ceremonias realizadas ese día, en paralelo a los actos realizados en Las Palmas de Gran Canaria.

La narrativa nacional española aprobó el sitio, hablando del 29 de abril, como el día de la raza canaria, es decir, el lugar donde nació Hispanity en Gran Canaria. Todo ello, hay que decirlo, sin caer en el demérito de los aborígenes ni en una imagen peyorativa de ellos, se exaltaba simplemente una imagen romántica que mostraba aún más la grandeza de aquella España gris. Sin embargo, en 1971 se organiza la primera Ruta de Bentejuí por el colectivo «Solidaridad Canaria» que desautorizó esta versión de la Historia, proponiendo un aspecto vengativo, en paralelo a los actos oficiales.

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Así, el 29 de abril, con permiso de las fiestas de la Virgen del Pino, se ha convertido en la fiesta mayor de Gran Canaria, celebrado abiertamente en la capital de la isla con gran apoyo de la intelectualidad isleña del momento. Estos comenzaban a primera hora de la mañana, con actos festivos y religiosos, a lo largo de la jornada, finalizando, en el caso de la ciudad de Las Palmas, con bailes en el Gabinete Literario y otras discotecas privadas. Habrá que esperar hasta 1979 cuando se iniciará el proceso de derribo institucional y olvido de esa fecha. El grupo de gobierno municipal, elegido a principios de abril de ese año, en las primeras elecciones democráticas, aprueba una moción, salvada de la mínima, donde se propone eliminar los actos cívicos vinculados al 29 de abril, con la excusa de promover la institución fiestera de la ciudad, San Juan. Estos parecían más pertinentes ya que, aparentemente, no había ganadores ni perdedores.

No sólo no se celebró, sino que tampoco se enviaron representantes a las celebraciones de Tirajana. Ese año se celebró misa en la Catedral, sin autoridades civiles, exhibiendo el estandarte, pero sin sacarlo a la calle. Paralelamente a estos hechos, Vicente Sánchez Araña legalizó su asociación «Patronato de Ansite» en marzo de 1979, junto con otras personalidades isleñas e intelectuales, con el fin de promover el ‘patriotismo isleño’, pero señalando que ninguno de los actos realizados en la Fortaleza desde 1965 ha tenido nada que ver con la política, quizás en respuesta a los primeros atentados contra ese evento , ya que el propio Ayuntamiento de Santa Luceño ha mostrado su desaprobación por los registros que se llevan a cabo en el lugar.



Significó el gesto del grupo municipal de la capital, encabezado por Rodríguez Doreste una revolución momentánea, que se manifiesta al respecto el gobernador civil de turno, y vinculando tal acción con pretensiones de independencia. Sin embargo, ese mismo alcalde, en 1984, cambió de opinión al invitar a los ciudadanos a celebrar el 29 de abril.

Esto tuvo una respuesta social organizada en la calle durante la procesión de banderas. Un grupo de activistas políticos apareció encadenado y vestido de guanches en la puerta de la catedral, generando mínimos disturbios con la presencia militar, tanto es así que el obispo Echarren renunció a participar en los actos de calle. Esto levantó ampollas entre parte de la intelectualidad canaria que calificó aquellos hechos como resultado de «un grupo de gamberros», «disfrazados de guanches con relojes japoneses». En 1985 el alcalde suspendió definitivamente la celebración cívico-religiosa, junto con el establecimiento de las manifestaciones en contra de esa fiesta, instalando la escultura de Atis Tirma en el parque Doramas. En el mismo año, el obispo no envió ningún sacerdote a La Fortaleza, donde, según los periódicos de ese año, había más guardias que población civil.

La continuación de la celebración del 29 de abril en La Fortaleza no estuvo exenta de dificultades, las denuncias de los distintos colectivos se suman a la negativa del Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana ante la «conmemoración del genocidio del pueblo canario», que tuvo lugar ininterrumpidamente desde 1979. Sin embargo, los actos continúan realizándose, con gran participación de público, tanto que También en 1993, el presidente de Canarias, Manuel Hermoso, fue testigo, dudoso, comentando, en la prensa de aquellos días, que estamos ante un acto de canaridad, de un nacionalismo integrador alejado de cualquier ideología independentista. Fue, en cierto modo, un galardón político de primer orden.

La muerte de Vicente Sánchez Araña, a principios de 1997, debilitó las celebraciones en La Fortaleza; Aun así, el apoyo institucional no faltó ese año, con la presencia del presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Macías, quien al parecer recibió presiones para no participar, repitiéndose también en 1999. Estos años han transcurrido entre una gran respuesta social por parte de diferentes asociaciones y colectivos. Tanto es así que en 2001 el Ayuntamiento pidió al Cabildo, como propietario del suelo, que prohibiera la escritura, y desde entonces no se ha llevado a cabo. En 2007 se inició un proceso de transformación del lugar, que esperamos culmine en un nuevo camino, como Parque Arqueológico.

Nacho Oramas


¿Qué dejamos claro con toda esta serie de hechos? Pues se utilizó Ansite y/o 29 de abril según los intereses de cada momento. Ciertamente no he descubierto nada nuevo. Sin embargo, si repasamos los archivos de periódicos desde finales del siglo XIX hasta el año 2000, vemos que el 29 de abril era una fecha señalada en el calendario insular. Donde los diferentes diarios exponen desde noticias obtenidas de fuentes etnohistóricas con fines educativos, hasta poemas y relatos relacionados con el sentimiento del momento. Esto ha obligado a la población a reflexionar y conocer su historia, a celebrar para unos y a comentar para otros los hechos acontecidos en Tirajana.

En cambio, el olvido institucional de aquel díajustificada por la necesidad de crear una nueva narrativa separada del tardofranquismo, y abierta a la recuperación del pasado indígena, Nos llevó un poco más lejos de nuestra historia, en un momento en que la huella de los aborígenes, es decir, la presencia de su ausencia, es hoy mayor que nunca en la isla de Gran Canaria. Los artículos científicos, la literatura ficcional y la divulgación realizada en este sentido, la existencia de investigaciones a diferentes niveles, la puesta en valor de diferentes sitios para la visita pública, las redes sociales o las 18.000 hectáreas reconocidas como Patrimonio de la Humanidad dan buena cuenta del patrimonio de Personas aborígenes. Es un pasado que, sin embargo, no es presente, no parece formar parte de nuestra vida cotidiana, se percibe como algo ajeno a nosotros.

Nuestra historia comenzó hace al menos dos mil años, ni comenzó ni terminó en Ansite. Ansite debe ser recordado, no celebrado, a través de la recuperación y dignificación de ese momento como un paso más en nuestra evolución histórica. Dependerá de nosotros si es un punto fijo o aparte. Sin recuerdos no hay memoria, y la historia está hecha de recuerdos. Una historia de identidad, de un pequeño pueblo, rodeado por el mar en sus ocho esquinas.

Por Mar Eusebio Sanchez

Mar Eusebio Sánchez es una periodista española que ha trabajado en el sector durante más de 10 años. Comenzó su carrera como reportero local en su ciudad natal, Alicante, antes de trasladarse a Madrid para trabajar en el diario El País. En los últimos años, ha sido colaboradora habitual del Servicio Mundial de la BBC, escribiendo sobre política y cultura españolas.

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