La magia se esparce, nunca se queda en el mismo lugar donde aparece. A veces pasan los años y es el recuerdo el que mantiene vivo el rastro de su presencia. Los que hemos visto jugar a Germán oa Brindisi siempre buscamos paralelismos en todos los jugadores de amarilla de la Unión Deportiva Las Palmas; pero también buscamos la fraternidad con esos mitos que no hemos visto o hemos visto, como en mi caso con Juan Guedes, cuando éramos muy jóvenes y no entendíamos la dimensión de un futbolista. Siempre busco a Alfonso Silva aunque no lo haya visto vestido de amarillo, y de vez en cuando aparece, así como reaparecen Germán o Brindisi. Todos esos jugadores están hoy en Jonathan Viera. Viera representa esa genialidad de lo que vimos y de lo que nos contaron. Detener el tiempo cuando quiere, y en esas milésimas de segundo el fútbol logra mimetizarse con esa epopeya que, a pesar del marketing, las apuestas y los petrodólares, no ha logrado que nos alejemos de los niños que éramos.
Cada regreso de Jonathan Viera se ha convertido en un viaje a la semilla y la esencia. Con Quique Setién volvemos a tiempos legendarios, pero porque en ese equipo estaba Viera, como lo está ahora con García Pimienta, un entrenador que con trabajo y humildad nos ha vuelto a invitar a soñar con estar entre los grandes y ser un gran equipo; Porque de nada nos serviría Viera si no existiera un gran equipo, un portero que dé seguridad, una defensa fiable, delanteros resolutivos y jugadores que sepan que el oficio y el esfuerzo son fundamentales para luego mostrar arte y talento. La Unión Deportiva tiene todo eso ahora mismo, con Viera como gran estandarte, pero sin depender de su talento porque su talento lo ha repartido por el campo y otros dorsales amarillos también lo lucen.
Los genios son generosos, no se guardan nada, dan y comparten su arte, y cuando aparecen, todo a su alrededor crece con tanta naturalidad que, por momentos, parece increíble. Pedri es actualmente uno de los mejores jugadores del mundo, y también, como lo fue Iniesta, un ejemplo de humildad y deportividad, pero creo que Pedri nunca hubiera sido Pedri sin la cercanía de Viera, sin haber tenido tanto a su lado. y tal capacidad de sorprender, facilitando el arte del regate o buscando ese hueco casi imposible por el que encajar un pase o marcar un gol que nunca se olvida. Por eso decía al principio que la magia se esparce como esas olas que vemos en el mar y no van a parar a ningún lado. Viera trae a su navegación futbolística la grandeza de Alfonso Silva, la maestría de Germán y la sutileza de la sencillez que diseñó Brindisi. No importa si no nació cuando sonaron esos mitos, él lleva esa magia y también la transmite a todos los que están a su lado, y quizás esto sea sobre todo lo que conforma el espíritu de una afición, lo que une a los nietos. con los abuelos en el mismo local, y lo que tenemos en común con los que ya no están cada vez que marca nuestro equipo.
Al igual que Pedri, Moleiro se está convirtiendo en uno de esos jugadores que, si tiene suerte, también se hará un hueco en el mundo del fútbol al que sólo llegan los grandes y los elegidos. Y en ese camino vuelve a ser determinante la maestría de Viera, el espejo que ambos han tenido cerca, en el vestuario y en el césped, para saber que un gran jugador debe aprender a lanzarse al vacío e improvisar, como si fuera la forma más fácil del mundo, el pase inesperado, el regate casi sin moverse del punto y el toque de balón para que el balón se convierta en ese ánfora sagrada que se funde con la esencia de los mitos. Moleiro será titular como lo hizo Pedri. Es la ley del mercado la que nos hace despertar de vez en cuando de los sueños infantiles; pero vaya donde vaya siempre llevará consigo el ADN amarillo, el mismo que lleva Pedri allá donde vaya. Y nos da igual que juegue en el Barça, el Real Madrid o el Arsenal. Siempre será uno de nosotros. Ahora mismo está aquí, y es un regalo casi impagable que no podemos dejar pasar, y está con Viera, como lo estuvo Pedri en su momento. La magia, como dije al principio, se expande y nunca termina. Viene de lejos. No podemos explicar, ni podemos contar lo que nos pasa cuando la vemos aparecer, de vez en cuando, vestida de amarillo. Ojalá toda esa magia nos traiga un regreso a Primera este año. Uno sueña con ver a Viera contra equipos que le permitan jugar al fútbol. Ya digo que el tiempo se detiene y no hay edad en la que un jugador se quede con el balón en los pies en medio del ruido. En ese momento solo suena el recuerdo de los mitos.