Hernández se jacta de que «trabajó para 9 presidentes diferentes» y reconoce que «el cargo que he ocupado varias veces ha sido el de secretario, con el que Conozco la casa de norte a sur y de este a oeste». Algo que le convierte en un auténtico notario de la memoria de una institución que cree no entenderse sin el entorno que la vio nacer y la acoge.

«No puedes hablar de eso Victoria sin hablar de eso trae Ni hablar del Puerto sin hacerlo en Victoria”, apunta, recordando que “quien realmente construyó el Muelle fue un ingeniero alemán de caminos, canales y puertos, Dr. Speht, quien a su vez fue presidente de Victoria”, explica. .

Aunque actualmente se encuentra retirado de responsabilidades, de lo que nunca se ha desvinculado es de un club del que habla con devoción pero sin perder de vista. Pues lo reclama «Lo único que me interesa es el Real Club Victoria»Por eso, admite, “soy muy crítico”.

Precisa que a su juicio «hay dos tipos de secretario, el del presidente y el del club», y se le incluye sin ambigüedades en esta segunda categoría. «Siempre he sido secretario del club y cuando me tengo que enfrentar a un presidente, me enfrento» dice, ya que es claro que el ente está por encima de las personalidades.

Comenta que el Victoria es un club «pionero en muchas cosas» y pone como ejemplo la romería de La Naval, que «es la primera romería del archipiélago, documentada», y que inicialmente partía de San Telmo organizada por la «Cofradía de los Marinos de San Telmo que formaban a los carpinteros fluviales» del muelle de Las Palmas.

Pero también destaca el Paseo Romero del Día de Canarias, “que empezó como un reto y porque no hicimos algo para ese día nuestro y se consolidó”.

conciencia de entidad

Solo los pone como ejemplo de los pilares que sustentan un club cuya fundación lideró Pepe Gonçalves y que, en su opinión, «se dio cuenta de una entidad» cuando un grupo de intelectuales de la época en la que se cruzó en su camino, tal y como recoge la que considera «la ‘biblia’ del club», o más bien «las actas de las juntas directivas y de las generales».

En este sentido, señala que «en un momento determinado de la Zona portuaria y La Isleta hubo un buen movimiento culturalque se llamó Primero de Mayo, con intelectuales de la época ensayando obras de los hermanos Millares y luego interpretándolas en los patios de las quintas y en los portales».

Explica que esa idea fue creciendo y, el más astuto de ese movimiento, “compró una tienda en Los Molina e hizo Cine Viejo”, que fue más allá. Tanto es así que «compraron una parcela» e hicieron lo que se conoció como «Teatro Hermanos Millares, que pertenecía a mi familia”, y estaba ubicado donde hoy está el Hotel Imperial.

Fútbol y mucho más

“Este grupo de gente inquieta”, señala, “se hace socio de la Victoria y el club se lleva un peso específico de la entidad social y a partir de ahí comienza a partir no sólo de la actividad de futbolel, quien es el mayor quepero con más obras culturales, etc.” que le dan «una presencia más importante».

Hernández destaca que el ex presidentes de Victoria eran gente muy bien preparada, “amantes del Puerto y la cultura”. Además, llama la atención que «entre los nueve primeros hay cinco masones», que considera decisivo.

Pero si la cultura siempre ha sido relevante para la institución, la presencia de aspecto social que marcó su camino desde el principio. Pues bien, como apunta Hernández, «la estatutos fundacionales del club», que escribió Grau Bassas, recogen en sus Articulo 1 que «se crea una sociedad denominada Sporting Club Victoria, cuyo objeto es que sus socios puedan participar en todo tipo de juegos legales, incluido el ‘fútbol’ -en inglés- y creación de una escuela nocturna para los pobres del barrio. Y más social que eso, imposible.

“Ese mandato continúa, actualizado”dice quien remarca que «la empresa ha sido un punto social para solucionar problemas económicos», pues recuerdan que «el 80% de los jugadores que tenía eran gente humilde que buscaba trabajo en la Dársena».

Una condición ‘real’ favorecida por la afición del Atlético de Madrid

Víctor Hernández explica que en la segunda visita de Alfonso XIII a la ciudad le ofrecieron una cena de gala en el Gabinete Literario en la que participa claudio de la torre«que fue Premio Nacional de Literatura durante dos años consecutivos, director, productor y actor, realizó 14 películas en Francia, 4 en España -una en Canarias, ‘La paloma blanca’- y es presidente del club de esa vez».

Después de la cena, le presentan al rey y descubren que tienen intereses comunes, incluido el fútbol. «Alfonso XIII fue un Ultra del Atlético de Madrid y el Victoria es la proveedora de los grandes jugadores de ese equipo», que llegó a jugar «con 8 jugadores de Victoria».

Así nació la propuesta de darle al club el equivalente a la Real. El monarca le dice a De la Torre que le envíe el petición al palacio y así se le concedió «la corona real de los Borbones, la titulo real y el rey acepta ser el presidente honorario.