Hacia las seis de la mañana, la casa de Aurora Gil es el despertador. Todavía con sueño, se vuelve hacia la televisión. Minutos después, sus ojos ya están muy abiertos y con una inmensa alegría en su cuerpo. Muy orgullosa, celebra con estilo el éxito de alguien a quien ama y aprecia. Cerca de las dos de la tarde en Japón, una pequeña que forjó el arte de dibujar figuras en el agua al son de una coreografía fue la responsable de tanta alegría.
Eran Fer, Fernando y Don Fernando Díaz del Río. Un joven grancanario de 20 años que hizo historia en la natación artística, la sincronicidad de toda la vida, la sincronicidad de todos los tiempos. Su nombre quedará para los registros de este disciplina de natación que ha traído muchos éxitos y campeones internacionales a Canarias: Paola Tirados, Thaïs Henríquez, Elena Melián… Una reserva reservada desde hace muchos años a las mujeres donde la igualdad se abre desde hace tiempo, aunque aún existen barreras para romper.
Y seguro que el éxito cosechado por la joven atleta de la isla en el país del sol naciente, Japón, servirá para abrirle las puertas a los hombres. El canterano del CN Las Palmas, en un escenario como el Campeonato del Mundo de Fukuoka, se convirtió ayer en el primer campeón, el primer oro de la historia, en la prueba única de entrenador masculino, que debutó en el programa de una prueba de la Copa Mundial de la FIFA. presente año
Desde muy joven, Fernando se inició en la piscina de Julio Navarro. Una vez que llegó a la categoría infantil, comenzó a compaginar la natación pura con la natación artística. Admirador de Michael Phelps Siguió los pasos de su hermana Isabel. “La verdad es que disfruté mucho viendo las cosas que era capaz de hacer en sus entrenamientos y Me gustaba estar un rato en el agua intentando replicar los movimientos que le había visto hacer”, contó a este medio hace un año, al regresar de la Eurocopa de Roma con dos medallas de plata al cuello.
En 2015 se añadió la modalidad masculina a la natación artística en los Campeonatos del Mundo y un año después en los Campeonatos de España., que fue cuando le ofrecieron competir en dúo con su hermana. Tras empezar a entrenar en esta disciplina a los 13 años, por fin pudo ganar una competición.
Incertidumbre
Destaca su principal mentor, Aurora Gil, que al ver la medalla de oro colgada del cuello de Fer sintió que había «puesto mi granito de arena también» para concretar ese momento glorioso, que no disfrutó plenamente hasta que vio las notas, «porque con el cambio de reglamento el más mínimo error penaliza». “Lo viví con mucha incertidumbre hasta el final”, añade el entrenador.
Recuerda eso En los inicios de la ahora campeona mundial, se le acercó “un tipo sin pretensiones que solo quería disfrutar de un deporte en el que se sentía realizado”.. Rápidamente encajó en el grupo de sincro, «porque es maravilloso, educado, compañero de sus compañeros y compañeras». Este último se lo tomó con «naturaleza» a pesar de lo inusual que era, y sigue siendo, ver a un hombre practicando natación artística. Sus padres, Fernando Díaz del Río y Concepción Soto Ros, y por supuesto su hermana, lo vieron de la misma manera.
Aurora Gil, que apunta que ya en los 90 había un chico en el CN Las Palmas que practicaba esta modalidad, Espera que el éxito de su alumno «produzca un efecto de atracción» para atraer a los hombres a la natación artística, «un deporte que todavía se ve exclusivamente para mujeres».
Fernando Díaz del Río destacó por su participación y excelentes resultados tanto a nivel regional como nacional en ambas secciones, natación y sincronizada. El arduo trabajo y esfuerzo que realizó con sus entrenadores y entrenadores pronto dio sus frutos: comenzó a ser convocado para concentraciones con la selección artística nacional.
La ruta de Pau Ribes
Fer sigue ahora los pasos del pionero Pau Ribes y se convierte en un espejo para los más jóvenes, como lo fue el catalán para sí mismo. Su progresión hacia la piscina hizo que este apasionado ballet buscara nuevos horizontes. Hace dos años se instaló en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés, en Barcelona. Estudiante de psicología, entrena duro de lunes a sábado de seis a ocho horas diarias.
Más allá del trabajo físico, admite la importancia de la preparación mental tanto en el deporte como en la vida. “No importa cuán saludable estés, creo que una dificultad mental previene mucho menos que una lesión física”, dice.
En el CAR, con la entrenadora Anna Vega supervisando su trabajo y con Gemma Mengual, otro de sus mitos, muy cerca, el grancanario sigue formándose para afrontar nuevos y mayores retos. Y tras el Mundial, lo que más anhela es estar en los Juegos Olímpicos de París, donde será la primera vez en la historia que participarán hombres. “Ojalá pudiera competir en unos Juegos”, dijo a este medio en agosto de 2022. El sueño está cada vez más cerca.