Domingo 4 de junio de 2023, 23.48 h.
Sting tiene un trato con el diablo. A sus 71 años, el británico demostró este domingo en plaza de la música que el paso del tiempo lo sobrevuela pero no se cuela en su físico fibroso ni afecta su cautivadora voz.
Aterriza por segunda vez en la isla, como demuestra tras la cuarta canción, para repasar los principales éxitos de su carrera, en solitario y con Policía. Y Gordon Mathew Thomas Sumner, Sting para la historia de la música, ha sido fiel al guión desde el principio. Vino a cantar y tocar con su hermosa banda. Sin trucos ni gilipolleces, ha deleitado a un público devoto y alucinado con lo bien cuidado que está.
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Con pantalón y zapatillas blancas y una camiseta llena de picaduras, posiblemente de una abeja amiga (por la picadura a la que alude su apodo, ya que jugaban al fútbol de niños), aparecía junto a un bajo desvencijado para recitar algunas de las canciones. que forman parte de la memoria colectiva de generaciones. un inglés en Nueva York, «Campo de Dios» Y ‘Cada respiro que tomas’entre otros, sonaba impoluto, elegante y quizás un poco distante, con un mimo capital que en parte le devoraba el alma.
Los momentos más brillantes se lograron cuando interactuó con los dos coristas, especialmente con ella, y con la armónica. Los tres son grandes músicos.
el icónico ‘Caminando en la luna’ abrió un tramo final en el que la conexión con el público se disparó. Y es que Sting es Sting, pero sin The Police no se puede entender su figura y su significado. En el epílogo, su hijo se unió a la fiesta, joe sumner, que abrió la velada a las 21 horas, con puntualidad británica. Cómo estaba destinado a ser.
Cuando el baño de la nostalgia, con las ansiadas últimas décadas del pasado siglo XX, renacía en sus manos, Sting se deleitaba con bises cantando ‘olé, olé, olé’ antes de dar paso a uno… ‘Rossane’. Después de preguntar “Las Palmas cantará un poco más fuerte” El artista inglés comenzó a bajar el telón tras poco más de hora y media de concierto.