Históricamente Tamaraceite fue un lugar de paso por el centro y norte de la isla. Nace así el camino real y luego el camino de Arucas, al sur del barranco de Jacomar, cerca de la antigua dehesa de Tamaraceite, junto al camino real que conduce a la capital y a la ciudad de Tamaraceite, posteriormente llamado Lugarejo de San Lorenzo donde vía regia del Teror. Desde principios de 1900 la Strada Generale fue un centro neurálgico del sector servicios, no sólo por su ubicación geográfica, sino años después por ser la localidad con más habitantes del municipio de San Lorenzo, hasta 1939, cuando fue se anexó a la ciudad de Las Palmas y se convirtió en un distrito más de la ciudad. Este pasaje se convirtió en un lugar estratégico que fue utilizado por pequeños comerciantes para crear pequeños comercios e industrias que abastecían el mercado local y a los viajeros que se dirigían al norte de la isla. Alrededor de la Carretera General se han instalado bares y comercios que hacían las delicias de los que venían a comprar desde las zonas rurales cercanas. En sus bares y comercios no sólo se detenían a descansar los viajeros que se desplazaban hacia el norte de la isla, sino que a su alrededor se asentaban diversas industrias como la carpintería, la herrería, etc. La Carretera General de Tamaraceite siempre ha sido un lugar estratégico, pasando de ser un área recreativa y recreativa, donde se ubicaban el cine Galdós, la Sociedad Recreativa, la Iglesia, el Ayuntamiento, el paseo marítimo, etc., a una zona de pequeñas y grandes empresas, algunas de gran importancia a nivel insular, como Macriver. Actualmente es la principal zona comercial, además de los bancos, está formada por pequeños comercios como farmacias, tiendas de deportes, supermercados, bares, autoescuelas, estudios fotográficos, academias, boutiques, ópticas, etc., que cubren la demanda de la población de la zona.
Pero hoy me gustaría mencionar las tiendas y bares más antiguos de Tamaraceite, los que hicieron las delicias de pequeños y mayores en esta ‘ciudad’. Una de las más famosas era la tienda Mariquita Serapita, donde se podían comprar embutidos, chorizos, pan y las famosas galletas pulidas de Tamaraceite que tanto le gustaban a Don Benito Pérez Galdós y que menciona en uno de sus libros. Los coches de la hora paraban justo enfrente, en la misma curva, y muchos de sus viajeros bajaban a comprar las famosas galletas de Doña María Villegas. Se han formado grandes concentraciones en los muros de Mariquita Villegas y Juan Pérez, así como en el bar Cristóbal, un poco más abajo, punto importante del paseo por sus olores y el encanto de Fiíta. Durante los descansos de baile, los jóvenes se acercaban al bar de Cristóbal a comer calamares, vieiras o meros y una copa de anís, sifón, vermú o la clásica cerveza. Si volvemos a cruzar la calle y del callejón del cine a la plaza, al lado de Mariquita Pernía estaba el bar Horacio, que alguna vez fue una carpintería cuya especialidad eran las cajas de muerte. Siguiendo por esta misma acera podríamos encontrar el ‘centro comercial’ Juan Pérez, una tienda, una ferretería, una cafetería y un bar. Este también contaba con un lugar de reunión donde se ubicaban los más ricos de la ciudad. Un poco más abajo estaba la tienda de Jaime, que luego se convirtió en barbería. Posteriormente surgieron comercios más modernos, como el de Marcelita, que fue un referente de la moda en el barrio, o el local Periquito Acosta, el supermercado Santiaguito, el local Antoñito Sánchez de la Carretera General y los bares Perico y El Ovejero. .
No hay que olvidar los comercios que había en Montañeta y en la zona de Los Grupos y que me gustaría nombrar: el de Carmita Déniz, el de Santiaguito (el de los helados), Rosita, el de Batista, el de Antoñita (posteriormente el de Vicente), el de Sarito (frente a Adán del Castillo), Carmela Cabrera, El Peninsular, Santiago Ramos, Nene, Cruz, la tienda de Rosa en el sótano de Los Bloques, etc., que además de vender de todo, a veces se convertía en lugar de encuentro de Barrio.
Pero en Tamarceite no solo había tiendas y bares. No podemos olvidarnos de los bancos y otros pequeños comercios como farmacias, relojerías, tiendas de deporte como Salva Sport, una de las pocas tiendas que sobrevivió a la crisis y grandes superficies, supermercados, bares, autoescuelas, estudios fotográficos, academias, boutiques, pescaderías, ópticas, agencias de viajes, etc., que cubrieron la demanda de la población de la zona hasta la llegada de los grandes centros comerciales de la ciudad, cuando comenzó el declive.
Punto y aparte estaban las panaderías de Tamaraceite, que también vendían de todo, como Domingo, Periquito Benítez o Servando. Todavía puedo oler el pan recién horneado de aquel horno del Paseo de los Mártires de Tamaraceite o el de la calle Santiago. Muchos recuerdos nos vienen a la mente a los ‘niños de 50 o 60 años’ con el cierre de la Panadería Dominical. En Tamaraceite por aquellos años ‘competía’ con la Panadería Periquito Benítez de La Montañeta y los pequeños de Los Bloques o Cruz del Ovejero se mandaban a comprar pan a Domingo’s, de proximidad, en el saco de lona y nos ‘empapaban’ cuando lo vimos hecho a mano y lo sacamos y lo pusimos en el horno de piedra. Nos contaron nuestros padres que Domingo empezó vendiendo pan de carreta y que poco a poco, con el sudor de su frente, hizo de aquella pequeña panadería de pueblo, con el paso de los años, un referente industrial en nuestro Archipiélago. Allí se podía ver la carga y descarga de panaderos que iban a las casas a traer pan caliente, como Alfonso, que lo repartía por la mayoría de los barrios de Tamaraceite.
La familia de Domingo era exquisita y la delicadeza con nuestra gente siempre estuvo presente, tanto es así que muchos de sus empleados procedían de nuestra ciudad de Tamaraceite. También apoyó a la Unión Chile de Fútbol durante muchos años, en su apogeo. La crisis pudo hacerlo, pero no podrá hacerlo con nuestros recuerdos ya que la Panadería de Domingo siempre ocupará un lugar importante no solo en nuestra memoria sino en la historia de esta ciudad de Tamaraceite.
Pero este barrio tuvo uno de los primeros centros comerciales de la isla. De la mano de Manolo Cabrera, su impulsor, nuestro país se ha dado a conocer en toda la isla, especialmente a través de la venta de televisores De Wald. Manuel Cabrera Rivero (EA8CI), radioaficionado y empresario, ha marcado un hito en Canarias al fundar una empresa conocida en todo Gran Canaria como Macriver. Fue pionero de los grandes centros comerciales de la isla, incluso antes de la llegada de Galerías Preciados.
Actualmente, la Carretera General de Tamaraceite, esta zona comercial que inicialmente se expandió a calles de nueva construcción como Pepe Dámaso, en lo que fue la Hoya Ayala, se encuentra en mal estado y requiere de mucha ayuda institucional, ya que ni siquiera circulan los autobuses. La dirección y los negocios de Las Palmas están pasando por situaciones muy difíciles para sobrevivir. Una última ‘puñalada’ en la zona es la reordenación de la red viaria a partir de Tamaraceite Sur, que poco a poco va destruyendo el centro histórico y con él la historia comercial de nuestro barrio.