Rita Artiles Guerra (izquierda) y Claudia Ramírez Antúnez, ambas estudiantes de la ULPGC. Claudia es mentora de Rita. /
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La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha puesto en marcha este año un programa de mentoring para acompañar a los alumnos de nuevo ingreso. Claudia, como ‘guía’, y Rita, como alumna, cuentan su experiencia
El 39,16% de los nuevos alumnos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), lo que supone 1.594 alumnos, se ha matriculado este año en una iniciativa puesta en marcha por primera vez este curso académico por la institución, el programa de mentoring. Otros 410 estudiantes de secundaria también se inscribieron como mentores. Claudia Ramírez Antúnez es una de estas estudiantes. Cursa el segundo año de Traducción e Interpretación en el campus Obelisco, el mismo que cursa Rita Artiles Guerra desde octubre pasado. También decidió traducir e interpretar después de la EBAU.
Cuando se inscribió, le dieron un folleto explicando el proyecto de mentoría., lo discutió con su madre y se inscribió. Claudia es la mentora de Rita, quien también acompaña a una segunda alumna, Sofía, en su primer año de universidad.
«Vinieron a clase a explicar el proyecto de mentoría. Nos dijeron que era un programa de coaching, para ayudar a los nuevos estudiantes. Mis amigos se interesaron y por eso seguí la presentación.
Yo no estaba muy convencida, la verdad, pero al final me apunté y mis amigos no”, explica Claudia Ramírez.
La idea nació el año pasado. En marzo, el vicerrector de Alumnos, Antiguos Alumnos y Empleabilidad, David Sánchez, presentó la normativa al Consejo de Gobierno y explicó que la idea era ayudar a quienes se matriculan por primera vez en la ULPGC a integrarse en la vida universitaria. Preocupa
un «programa de guía y apoyo entre estudiantes universitarios, basado en la tutoría entre pares»dijo Sánchez. Las estimaciones predijeron la participación de unos 500 voluntarios de clase alta. Algo similar ya funcionaba en la Escuela de Telecomunicaciones de la ULPGC con bastante éxito y Sánchez se proponía extenderlo a todas las facultades.
Claudia tuvo que tomar algún tipo de curso o taller, explica, para aprobar el examen y ser considerada idónea como mentora. Además, siempre cuentan con la ayuda de un profesor que actúa como mentor y que, a su vez, resuelve las dudas que tienen los mentores.
“La idea es que se integren bien. A veces vienes de instituto a universidad o colegio y se sienten solos. Nuestro trabajo es acompañarlos, mostrarles la zona y ayudarlos con cualquier duda”, abunda Claudia.
Rita (18) estudió en Isabel de España, institución adscrita al campus Obelisco, por lo que no ha cambiado de ambiente, pero agradece la ayuda de Claudia.. Acostumbrada, explica, a contar con la ayuda de sus padres para realizar los diversos trámites del instituto, entendió que tener a alguien en la universidad la ayudaría. «Tener un mentor es una ayuda con la que puedes contar», dice ella. “Si tengo alguna duda sobre cómo se maneja algo o dónde buscar algo, ahí está Claudia”, abunda.
Claudia, por su parte, agrega que no sabe «todo», pero tener tutores la hace sentir más segura.
Cuando le dijeron que sería la mentora de Rita y Sofía, lo primero que hizo fue enviarles un correo electrónico para conocerlas.. «Quería que nos conociéramos y hacerlo menos formal», dice ella. Desde el principio se han «conectado» y ya son «como amigos». Ahora, cuando tienen un problema o una pregunta, envían mensajes de texto a través de WhatsApp o simplemente se encuentran en algún punto de la facultad o el campus.
Ambos reconocen que a veces el cambio entre la escuela secundaria y la universidad puede afectar al alumnado. “Cuando entré a la primera clase éramos 50 personas, pero en la segunda solo 30”, cuenta Claudia.
Evitar la deserción en el primer año
La propia ULPGC -también la Universidad de La Laguna (ULL)- tiene tasas de abandono temprano muy elevadas.
El 21,9% de los estudiantes de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el 21,6% de los estudiantes de La Laguna abandonan el primer año de estudios, uno de cada cinco. Y el Programa de Mentores es una herramienta para reducir estos índices con asesoramiento y apoyo a los estudiantes.
Para Claudia, ser mentora también es una forma de «conocer gente nueva», es «una experiencia», dice. Además, el hecho de que los mentores obtengan dos créditos de instalación gratuitos por participar en el programa ayuda, admite, pero no es lo más importante. También hacen talleres para sus mentores, cursos de liderazgo
Conocer el programa Erasmus es lo que más piden los estudiantes a sus mentores, dice Claudia. Eso y los problemas de «papeleo» que tienen que resolver. Desde el inicio de la pandemia casi todo se hace de manera electrónica y a veces no todo está claro, señalan.
De siete a ocho alumnos por tutor
La Facultad de Economía, Comercio y Turismo es la que más alumnos tiene, 541 en total. Lo atienden 72 alumnos de secundaria, entre siete y ocho alumnos por cada tutor. Y por el contrario, la Facultad de Ciencias Jurídicas es la escuela en la que más alumnos se han inscrito como voluntarios para la tutoría, 79. En esta facultad hay 140 nuevos alumnos matriculados en el programa de tutoría.
En Traducción e Interpretación hay 91 alumnos tutorizados, y con Claudia hay 29 alumnos que ayudan a los nuevos alumnos a adaptarse a la vida universitaria.
La iniciativa también trabaja en Ciencias de la Salud en Lanzarote, donde hay ocho alumnos tutorizados y dos mentores, y en Fuerteventura Ciencias de la Salud, donde coincide el número de estudiantes mentores, ocho, aunque hay más estudiantes mentores, cinco.
En general, el promedio es de cuatro a cinco alumnos por tutor, aunque Claudia asegura que en uno de los talleres conoció a una compañera que estaba tutorizando a 14 alumnos. “Eso puede ser una locura”, dice con una sonrisa.
Tanto Rita como Claudia aseguran que merece la pena.. Rita recomendaría a los nuevos estudiantes que se unan a este programa, ya que se sentirán más apoyados en un nuevo entorno. Claudia lo recomienda porque es «agradable ayudar a otros estudiantes» y contribuir «a la experiencia de haber pasado por lo mismo».