Miguel Planas en la terraza del quinto piso del hospital Insular. /
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El joven con tetraplejía es un ejemplo de cómo el sistema responde mal a los grandes empleados. Su sueño, volver a casa tras tres años hospitalizado en la isla
El 7 de marzo de 2020, cuando tenía 27 años,
miguel planas perdió la movilidad en una caída, pero su deseo de una vida plena sigue intacto. «El accidente me cambió la vida. De repente me quedé sin poder moverme y estaba conectado a un respirador. Además, fue aún más difícil debido a las restricciones en las visitas al hospital debido a la pandemia. Pasé mucho tiempo sola. Fue difícil». , recuerda.
joven con tetraplejia que vivía en
hospital de la isla de Gran Canaria por no tener recursos para adaptar su vivienda y contratar ayudantes.
Su aspiración es llevar una vida cotidiana lo más normal posible y ceder su cama en la Unidad de Lesionados Medulares a un paciente que lo necesite.
Por ello, el 4 de enero se celebrará una gala solidaria en la que participarán 16 artistas,
de Arístides Moreno a Quevedorecaudará dinero para su causa.
En estos
residente de tres años en el quinto piso del Insular Ha tenido tiempo para pensar.
«Un hospital no es un lugar para vivir o maravillarse
vida a largo plazo. Estar aquí tiene muchos límites que una persona no tiene en su vida diaria. Será una tontería pero, por la rutina del hospital, no puedo salir por la mañana”, dice Planas, que en los últimos tres años ha aprendido a dominar la tablet ya conducir su silla eléctrica con la boca.
«Administración de tabletas con comando de voz, que me permite usar todas las funciones; mail, whatsapp, redes…- significó para mí un
cambio de mar porque antes lo que más me preocupaba era vivir cada día sin angustia, sin depresión, sin la angustia de estar encerrado entre cuatro paredes. La tableta me ha permitido conectarme con la gente, conocer a mucha gente, compartir mi historia y recibir muchos comentarios. Ellos me dicen
mi actitud les sirve de inspiración» dice Planas, satisfecho de haber sido instructor hasta su desgracia
parkour.
“Mi actitud ante la vida y mi espíritu ante el accidente lo atribuyo a los valores de la actividad que practico desde hace 12 años”. Y es que el joven ha pasado de volar saltando entre paredes y paredes a enfrentarse a otro tipo de
obstáculos con el mismo ímpetu.
«Al principio es un
conmoción. Tienes tus metas, tus ambiciones, tu proyecto de vida… Y todo se derrumba. Tienes que lidiar con eso, ser capaz de reinventarte y volver a encontrarle sentido a la vida. Algo que, en algún momento, perdí. He llegado a sentir que mi vida no tenía sentido”, confiesa el joven que no se ha rendido gracias al apoyo de su principal pilar,
su madre, Ana Fernández. También recibió aliento de «personas increíbles», como un gran amigo que lo empujó cuando estaba cerca de la derrota física y emocional, y su hermano lo guió para darle un nuevo significado a sus días. Es más,
personal del hospital, por lo que él y su madre solo tienen palabras de agradecimiento, lo hicieron sentir apoyado. “Muchas enfermeras se han convertido en mis amigas y he salido con muchas de ellas a hacer planes; al cine, a Las Canteras, a tomar algo, a cenar…», dice.
En la pensión de su hospital se dio cuenta de que hay
otras personas en la misma situación él, incluso en el mismo nivel. es el caso de
Hugo, un chico tinerfeño de 16 años que sufrió una lesión medular y no puede regresar a su isla por falta de recursos. “Tiene toda la vida por delante y el derecho a sentirse realizado y encontrar la motivación”, dice. También es consciente de que en Insular hay alrededor de 80 personas con altas hospitalarias, la mayoría de edad avanzada, que carecen de recursos y apoyo para salir. «Me siento un poco responsable y con
capacidad de dar voz«, factura.
flagrante injusticia
Basta con echar un vistazo a la prensa, Planas se encontró con una fiesta para altos cargos que costó 500.000 euros, 1 millón de euros para renovar los móviles de los diputados, 5 millones para vacaciones para los funcionarios del Banco de España y 3,2 millones de euros para casas vacías… «
Me da rabia, pero a la vez me motiva para que la gente vea la injusticia”, confiesa.
“Solo pueden ser personas con limitaciones físicas
el sistema nos limita aún más. Tengo 30 años, me considero un joven que aún puede hacer cosas y siento que puedo dar mi aporte”, dice enfática la exgimnasta, quien recibe una cuantiosa pensión de invalidez de 1.000 euros y 125 euros por ayuda a domicilio. Un auxiliar de atención domiciliaria paga unos 25 euros la hora, con ese dinero me da cinco horas”, calcula.
“No tengo una casa adecuada ni recursos económicos para hacer frente a este gasto.
La conclusión es que estoy destinado a vivir en el hospital de forma permanente. por qué no me dan otra solución. Gracias a la buena gente estoy recibiendo ayuda, cuando el gobierno debe ser el que arregle esta situación”, dice.
Miguel con su madre, Ana Fernández. /
Al escuchar esto, su madre llora impotente. Intervino para subrayar que las leyes de discapacidad y dependencia de Canarias, España y Europa contemplan este tema como un derecho fundamental y que hay un apartado para casos extraordinarios, como el tuyo, así como los fondos europeos de invalidez.
«Si él y otras personas viven en este piso es porque
no hay voluntad política ni ganas de solucionarlo», se queja Ana Fernández, que está muy pendiente de las palabras pronunciadas por el
Presidente de Canarias Ángel Víctor Torres, en una emisora de radio donde prometió encontrar una solución para el joven.
rutina hospitalaria
La vida de Planas sigue un guión. El día comienza con fisioterapia para movilizar las articulaciones y el tórax. Las secreciones se introducen en el tubo de traqueotomía con una máquina. Consultar correos y mensajes. Después
desayuno, dos personas lo bañan, lo visten y lo sientan en la silla con una grúa. Media hora de rehabilitación en el gimnasio y luego terapia ocupacional. «No hago terapia, pero disfruto hablando con pacientes y terapeutas», aclara. A la 1 le dan de comer. Lo volvieron a poner en la cama. Allí lee, escucha audiolibros de filosofía, psicología y crecimiento personal o hace videollamadas hasta las 5 que es la hora
merienda y muévalo a la silla. A las 8 viene el
Cena y luego lo llevan a la cama, dice ella.
Solo puede ser visitado por
solo tres personas; dos que te pueden acompañar las 24 horas y un tercero, de 13 a 17. Sale un par de veces a la semana. Siempre por la tarde. Tienes que volver antes de las 8, a más tardar a las 9. Estas son las reglas. “En ese horario, en autobús o en el servicio de transporte adaptado del Cabildo, puedo ir a cualquier parte de la ciudad o de la isla. Sobre todo me gusta ir
los hoyosdonde siempre he estado. También paso por Mesa y López porque mi abuela vive allí”, dice Planas, quien se define como “
churruquense‘, originario de vía Churruca.
Temas
Arístides Moreno, Efecto Pasillo, Quevedo, Ángel Víctor Torres, Banco de España, Islas Canarias, España, Europa, Hospital Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, Mesa y López, Lesión Medular, Adicciones, Discapacidad