Sáb. Jun 3rd, 2023
"La última operación accionarial del Tete era necesaria y dará sus frutos"

José González Carrillo ya tiene 88 años. Su cabeza es brillante, pero sus piernas son un poco débiles y lleva un bastón, «por precaución». También escribió una parte importante de la historia del CD Tenerife. En el ojal, el escudo de oro y diamantes que le otorgó el club años atrás. Todavía va al fútbol, ​​al palco presidencial. Lo conozco desde hace cincuenta años y somos amigos. Él es parte de un pequeño grupo –y tan pequeño que solo éramos cuatro y éramos algo así como una docena– de tertulias que se reúnen de vez en cuando, una de ellas en diciembre. En cincuenta años de jugar a la lotería de Navidad, nunca hemos recibido un solo reembolso. Sé el nombre de la mala suerte, pero no lo diré. Primero presidió el CD Toscal, durante una corta temporada, y luego los socios lo elevaron a presidente del Tete, cuando el equipo jugaba en Tercera División. Le llevó a segunda, con García-Verdugo de entrenador. Ha escrito páginas muy interesantes en la historia de este equipo, como ya ha contado mi compañero Luis Padilla en su libro del centenario. Y fue él quien contrató a uno de los mejores entrenadores que preparó la escuadra que viste de blanquiazul: Héctor Núñez, con quien traté, con quien me hice muy amigo y quien inventó el «fútbol acordeón». Muy parecido a lo que está haciendo ahora el Real Madrid, con Ancelotti: todos atacaban, todos defendían. Pepe González Carrillo trabajó toda su vida -o casi- en Electro Radio, donde Don Pedro González García, el dueño, le proporcionó todo tipo de estructuras para poder administrar el club. Me promete que nunca recibió una peseta de ese presupuesto.

-¿De cuánto fue su presupuesto anual?
«Estás haciendo un examen dentro de cincuenta años, pero creo que fueron cuatro millones de pesetas, que hoy deberían rondar los 24.000 euros».

-¿Qué jugador fue el que más ganó?
«No recuerdo, pero todo el personal recibió cantidades más o menos similares».

-Pasaste a la historia por dos motivos: uno, por el traspaso de Juanito «el Viejo» al Barcelona. Dos, por la venta del estadio al Cabildo.
“Sí, traspasamos a Juanito por cuatro millones de pesetas porque estábamos atrapados. Agustín Montal, el presidente del Barça, nos invitó a Domingo Pérez ya mí a su casa y le envió un ramo de flores a mi mujer. Quería que me cambiara de hotel. Estuve en Barcelona con Lourdes para una reunión profesional, de mi trabajo, y luego nos fuimos a Mallorca. Le dije que no, que estaba bien donde estaba, un hotel modesto. Quien más tuvo que ver en ese traspaso fue nuestro amigo Domingo Pérez, que en paz descanse, que era el secretario general del Tenerife.

-Por cierto, Pepe, a nadie se le ocurrió rendir homenaje a Domingo, ni cuando estaba vivo, ni ahora, que ha fallecido.
“No, y todo fue en el club. Y cuando digo todo, es porque me siento así».

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-¿Hubieras vendido el estadio hoy?
«NO. Lo compró el Cabildo, en una subasta pública promovida por la Cassa di Risparmio, por 21 millones de pesetas. Pero tuvimos que cumplir con los deseos de la Caja porque estábamos con una mano delante y otra detrás. Parece que me dice que fue en la época de la presidencia en el Cabildo de Rafael Clavijo, pero la memoria me puede jugar una mala pasada”.

-Cuando ascendieron a Segunda División ficharon jugadores muy interesantes. ¿No es cierto?
“Sí, bueno como Mauro, al que trajimos del Celta de Vigo, y Bergara, un uruguayo rapidísimo que le dio mucho juego al club. Y otros de la cantera, como Francisco y Nolito Sánchez, que sonaron como ángeles. Pero nunca logré fichar a Movilla».

-¿Qué opina de la operación para sustituir a Miguel Concepción?
“Bueno, era necesario por razones ya conocidas; y creo que los actuales accionistas de referencia son muy serios y que les puede ir bien. Necesitas crear un club fuerte para estar ahí arriba. Este año no se podrá, pero ya veremos”.

(Pepe recuerda aquel año 1976. Yo trabajaba en DIARIO DE AVISOS como Director Deportivo. Me pusieron una radio en el micrófono para preguntarme si lo que había pitado el árbitro en el área de Tenerife parecía penalti. Dije que sí, contra lo que todos pensaban. los periodistas presentes, que estaban casados ​​con el club. Quince mil gargantas se volvieron contra mí. Querían lincharme. El delegado del gobierno, que era policía y se llamaba Fernando, me pidió que saliera del estadio. Me negué. Dijo que él No pudo contener al pueblo con las fuerzas de que disponía, el residuo gris de Franco. Seguí negándome. Llamó al gobernador y el gobernador me pidió que saliera. Me pidió por favor. Y salí, en medio de un ruido. eso ha pasado a la historia.Tengo las fotos, publiqué una en mis memorias.También estaba Pepe González Carrillo).

“Pues ¿no habría? Tú lo animabas, pero te hubieran colgado de la grada. La gente era muy cercana a ti porque eras libre y la prensa deportiva de aquella época no estaba acostumbrada a opiniones políticamente incorrectas. Algunos periodistas incluso se metían en los vestuarios, era inaceptable”.

-Fuiste el presidente del Jubileo de Oro.
“Ah sí, y nombramos al frente de la comisión organizadora a Juan Domínguez del Toro, que era concejal de Santa Cruz, una gran persona que cumplió su misión con mucha seriedad. Las glorias de ese evento salieron muy bien”.

(Debo hacer un paréntesis. Una vez fuimos varios a Bélgica, a Amberes, a organizar la Europalia, por encargo del Cabildo de Tenerife. Uno de los miembros de la embajada de Tenerife era el ya mencionado Juan Domínguez del Toro. El hotel se había incorporado en Había un despertador en la cabecera de la cama en cada habitación. El de la habitación de Juanito Domínguez estaba roto. Y al día siguiente teníamos que visitar el Ayuntamiento de Amberes. No sabía los idiomas pero vino. De una forma muy original alguien del servicio técnico subió a reparar su reloj, llamó a la recepción del hotel y le dijo lo siguiente: «Aquí señor Domínguez. Tic-tac-tic-tac-tic-toc no ring ring “Y subieron a arreglarlo”.

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-Oye, Pepe, ¿compraste un árbitro?
«Nunca».

-¿Realmente?
“Honestamente, en ese momento conocíamos a los árbitros, que eran amateurs y pagaban cuatro putas por partido, por sus apodos, casi siempre ligados a sus profesiones: “el bombero”, “el carpintero”, “el herrero”.

-¿Y el caso Negreira?
«Que funcione la justicia».

-¿Cuál fue el bono más alto que pagó a los jugadores?
«Me parece recordar que 12.000 pesetas por el partido más importante de sus vidas, en el que jugamos el ascenso».

-¿Por qué desmanteló a Toscal cuando pasó de presidente a Tete?
“Fortalecer al Tenerife, que era el equipo representativo”.

-¿Qué opinión le merece Garrido, actual accionista mayoritario?
“Mira, un hombre que pone diez millones de euros en un club es porque cree en el proyecto. Y me gusta eso.»

-De momento, veo muchas carencias en el equipo.
“El Tenerife no está jugando mal, pero también tiene que meter el balón en la portería contraria. Esto es una lotería y ya sabes que esta lotería es un problema. Hemos estado jugando durante cincuenta años y no hay reembolso.

-Pero esto es porque hay un mal de ojo entre nosotros.
«Sí, eso también es cierto».

¿Javier Pérez?
“Un gran presidente, el mejor, aunque a veces no lo trataron bien. Hay mucha gente malagradecida, pero Javier trajo al CD Tenerife al mundo».

-¿Y Miguel Concepción?
«Siempre me ha tratado muy bien y no tengo ninguna queja de él, ni como aficionado ni como persona».

-¿Es cierto que a Molina no se le permitía comer postre en las concentraciones?
“Trajimos a Molina. Fue un acuerdo al que llegó Domingo Pérez con el secretario general de la Unión Deportiva de Las Palmas, Jesús García Panasco. Y el postre es una leyenda; Parece que fue para no subir de peso, como tenía tendencia a hacerlo. Era un gran central, el mejor que hemos tenido, con Correa».

-Nadie se acuerda de Felipe, el jugador de la Orotava que jugó en Tenerife y Las Palmas y fue nacional.
«¿Por qué no? Era uno de los mejores jugadores de nuestro equipo. Lo traspasamos a la Unione Sportiva por cuatro millones de pesetas. Fui a buscarlo a La Orotava con el médico del club, Óscar Acosta, para que fichara por El Tete. Y luego lo tuvieron que vender, cuando ya no era presidente. Lamenté no poder fichar a Gerardo Movilla, que era un gran jugador, pero luego dependía del Real Madrid».

-¿Qué fútbol es mejor, el de ahora o el de 1969, cuando empezó su carrera como presidente?
“El de ahora, sin duda. Y también comparar estadios, campos de juego, que eran papas. Se jugaba en auténticos lodazales, no tenían nada que ver con las alfombras de hoy”.

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-¿Ya no eres del Real Madrid?
Soy del CD Tenerife y de ningún otro equipo.

-¿Y estaba contento con esos campeonatos que se llevó el Real Madrid?
Me alegro cada vez que gana el Tenerife, afecte o no a los resultados ligueros y sea el equipo rival que sea».

-¿Cuál era la deuda cuando vendió el estadio al Cabildo?
“Ocho millones de pesetas, creo, y creo que te dije que el Cabildo pagó 21 millones. No me hagas mucho caso porque me falta un poco la memoria. ¡Es solo que hace 50 años!»

-¿Por qué renunciaste en 1973 y mandaste a todos al carajo?
“Algunos de mis concejales, los Cano y otros, me hicieron tropezar. Y yo tenía mi trabajo, que lo podía perder, porque el club no me pagaba ni una peseta. Y yo tenía cuatro hijos que mantener y hasta Lourdes, mi esposa, me decía que los sacrificios eran suficientes. Por eso me fui. Pero nunca me he separado de Tenerife, a la que le debo mucho. Y sigo yendo a los partidos y disfruto del fútbol y disfruto de sus victorias».

(En una ocasión, Tenerife jugaba contra Vigo. Cuatro amigos decidimos ir a ver el partido: Pepe González Carrillo, el empresario Francisco Hernández Pérez (El Pichote), el periodista Arturo Trujillo Martín y yo. Cogimos un avión de la Convair Metropolitan que hacía el trayecto Tenerife-El Aaiún-Casablanca-Málaga y Madrid. En Madrid, transbordo a Vigo. Llegamos al partido, pero sin maletas y agotados. Le dijimos al chico de Iberia que éramos el grupo de Manolo Escobar (Pepe dijo un cierto parecido) y sus hermanos y que habían perdido nuestras guitarras. Iberia se mudó a Roma con Santiago y al final alguien llevó nuestro equipaje a Vigo. Fue el viaje más largo y divertido de nuestra historia. Entré en el estadio de Balaídos con un camiseta prestada, tres tallas más pequeña que la mía.Cuando me deshice de ella, tuve que aguantar las marcas que me dejó en el cuerpo durante días.Allí, en Vigo, Pepe González Carrillo practicaba francés y conoció a Franqui, el cantaor; pregúntale por la historia, no recuerdo nada).

-¿Alguien que recuerdes y tengas algo que agradecer?
“Mira, ya que tú lo dices, a Jesús Artal, que en paz descanse, que era el director de Wagons Lits Cook. Desde entonces le debíamos 1,3 millones de pesetas. Siempre ha confiado en nosotros. Y los pagamos en su totalidad».

-Que el Señor nos proteja.

Por Jose Luis Pastor Gomez

Jose Luis Pastor Gómez es un famoso periodista español. Nació el 5 de mayo de 1966 en Madrid, España. Tras finalizar sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera profesional como periodista en 1988. Ha trabajado para varios periódicos y revistas como El País, El Mundo y ABC. Además, ha colaborado en diferentes programas de radio y televisión. Su trabajo ha sido reconocido con varios premios, como el Premio Rey de España al Mérito Periodístico (2001) y el Premio Nacional de Periodismo (2002). En la actualidad, José Luis Pastor Gómez es miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Editores de Periódicos (AEDE) y de la Asociación Internacional.

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