Las Palmas se encuentra con la Copa, un torneo que no pasa de la segunda vuelta desde que perdió la condición de equipo de Primera División en la temporada 2017-18.
La relación de la UD con la Copa del Rey en los últimos cinco años no ha despertado demasiadas sensaciones. Desde que el conjunto amarillo abandonó Primera División, cada vez que se enfrentaba a una eliminatoria en el torneo del KO, se llevaba una decepción. En las últimas cuatro ediciones, Las Palmas no ha logrado pasar de octavos y hasta tres clubes de categorías inferiores han asestado un golpe definitivo a la participación del equipo isleño en el torneo.
La dicotomía entre apostar por una Copa que da esperanzas y amortiguar a los jugadores con menos minutos durante la temporada para que estén al 100% o que pongan todos los huevos en la canasta liguera, que les dará la oportunidad al conjunto isleño de afrontar el reto de volver a la máxima categoría del fútbol nacional.
A partir de ahí precisamente, cuando Las Palmas probó las mieles del Olimpo de Primera, no vivió un idilio de copero en las últimas vueltas. Perdió la categoría, perdió la relación con la segunda vuelta.
Con Quique Setién como entrenador, se llegó a cuartos de final en su primera temporada, en la que el verdugo fue el Valencia después de que los isleños dejaran en el camino a Real Sociedad y Eibar; mientras que en el segundo año del español como entrenador del equipo amarillo, fue el Atlético de Madrid el que eliminó a la UD en octavos de final en un loco ida y vuelta en el que Livaja y Mateo García casi hacen un milagro con una remontada en los minutos la final del choque se disputó en el Vicente Calderón –0-2 en Gran Canaria y 2-3 en Madrid– y eso inquietó al Frente Atlético.
Ya en la temporada 2017-18 con Paco Jémez en el banquillo tras el desfile de Manolo Márquez, Pako Ayestarán y Paquito Ortíz en la silla eléctrica, la UD cayó con torpeza en los octavos de final ante el Valencia, perdiendo por 4-0 en el partido de vuelta luego empatando 1- 1 en el camino.
Contra equipos humildes
A partir de esa temporada, con la pérdida de la categoría, Las Palmas tuvo que afrontar eliminatorias con equipos de nombre humilde. El primer año en Segunda, con Manolo Jiménez a la cabeza, el sevillano no ocultó que para él fue una auténtica decepción caer en primera vuelta ante el Rayo Majadahonda (1-2) porque el planteamiento que tuvo El Costalero fue que para darle minutos a la segunda línea del torneo de copa y con la eliminación se creó un embudo para dar oportunidades.
Luego vino la etapa de Pepe Mel como entrenador. El jugador madrileño siempre ha tenido una política de rotación cada vez que llegaba la cita con la Copa y, aunque nunca expresó que no le daba importancia, el grado de implicación del equipo y sus resultados en octavos de final en los últimos Quedan tres temporadas, un poco que desear.
El primer disparo de Mel lo remató el Badajoz en la segunda vuelta cuando ganó 2-1 con goles de Chris Ramos y ahora del tinerfeño Álex Corredera, que anuló el gol de Kirian. Previamente, la UD había eliminado al Castellón en Castalia por 0-2 con goles de los juveniles Juan Fernández y Maikel Mesa.
En la temporada 2020-21 prácticamente se vivió la misma situación, pues si Las Palmas pasó a octavos de final tras haber vencido cómodamente 0-4 al Varea con goles de Cristian Cedrés, Álvaro Lemos, Pietro Iemmelo -el único gol del ‘italiano- delantero en doce partidos antes de marcharse al Frosinone en el mercado de invierno- y Eric Curbelo; Fue Nalcarnero quien se llevó la mayor vergüenza de los amarillos al ganarles 1-0 en el Día de Reyes y darles carbón.
Cuestión diferente a la que se produjo en la última edición de la Copa, porque si la UD cumplió su compromiso ante Vélez tras Benito, Ale García y Sadiku enmendaron los errores defensivos firmando el 2-3; El Valladolid eliminó a la UD en octavos, cuando aún no se creía que el equipo fuera capaz de competir contra un rival al que batió tres meses después en Liga y en el que inició una racha de once partidos invicto, pero ya con Pimienta en el banco.