Las Palmas de Gran Canaria (EFE) más íntima del científico y estadista que refleja su pasión por la lectura y el aprendizaje.
“Una pasión vital” es el título de esta exposición para conmemorar los 131 años de su nacimiento, presentada este viernes por el eurodiputado y estudioso de la figura de Negrín Juan Fernando López Aguilar, sobrino de la política Carmen Negrín; y la comisaria, la historiadora Selvi Hell, quien remarcó que la intención es ofrecer un acercamiento a la vida de Juan Negrín a través de sus libros.
Se trata de una pequeña exposición que comienza con los primeros volúmenes que adquirió durante su época de estudiante en Alemania y que completó a lo largo de su vida como científico, docente, político y, finalmente, como ciudadano anónimo en el exilio hasta su muerte en 1956. , Infierno señaló.
Carmen Negrín señaló que la biblioteca de su abuelo simboliza su curiosidad y ganas de aprender.
«Siempre leí», recordó la presidenta de honor de la Fundación, que vivía con su abuelo en París y aún mantiene la casa familiar donde también guarda los libros de su biblioteca, quien afirmó que «era un poco como tener internet hoy en día». y buscando información y referencias, tenía muchas enciclopedias».
A su abuelo le gustaba estar «al día de todos los nuevos inventos que iban surgiendo, la literatura, la historia y la geografía como un vagabundo», apunta Carmen Negrín.
La biblioteca Negrín refleja la personalidad de su propietario, su interés por la medicina, la economía, la historia, la arquitectura, la química, las artes, la fotografía o la literatura, como demuestra el fondo bibliográfico rico en lenguas dada su faceta políglota.
Casi la mitad de la colección está en alemán, y están representados un total de nueve idiomas: español, inglés, francés, italiano, portugués, catalán, ruso, latín y griego. Negrín nunca dejó de aprender nuevos idiomas y al final de su vida estudió árabe y chino.
Seis personas forman el equipo que trabaja en la organización del fondo y hasta el momento han logrado catalogar a un millar de ellas.
Entre los libros seleccionados para la exposición se encuentran algunos de los editados por Editorial España, la compañía que fundó en 1929 con los amigos Luis Araquistáin y Julio Álvarez del Vayo, gracias al apoyo económico de su tío Domingo López Marrero, y el de Hell constituye «la parte más especial» de la exposición.
La editorial nació para publicar obras inéditas en España y fuera de ella, que han contribuido al desarrollo científico, político, económico, social y cultural del país.
Los fondos depositados en la Fundación Juan Negrín incluyen 42 títulos editados por Editorial España y una de las colecciones más importantes de esta editorial, el manual «Elementos de Bioquímica» (1932), fue escrito por sus discípulos José Domingo Hernández Guerra -oriundo de Tejeda, Gran Canaria-, y el futuro premio Nobel Severo Ochoa.
Obras como «Die Anaphylaxie» (1920), del premio Nobel Charles Richet; «El tratamiento de las fracturas de guerra» (1938), de Josep Trueta; «Muelles en la ruta» (1923), del poeta canario Fernando González, y también de tema canario «El Museo Canario. Sociedad de las Ciencias, las Letras y las Artes» (1932).
Otro de los títulos que se pueden ver es «Avertissement a l’Europe» (Gallimard, 1937), de Thomas Mann, en el que el premio Nobel de Literatura de 1929 incluye el artículo «Estoy con el pueblo español», así como documentos que reflejan la relación entre ambos, y sobre las que se expresó en su discurso Juan Fernando López Aguilar, quien también destacó la «gigantesca e incomprensible personalidad, maestra y amiga de los nobles» de Negrín, que ya comprendía también el significado de la globalización.
Entre ellos, un telegrama del 19 de agosto de 1938 que Mann envió a Negrín, probablemente de camino a Zúrich para tratar asuntos relacionados con la guerra de España.
El telegrama se encuentra en el Archivo Negrín y en él dice el autor de «La montaña mágica»: «Permitan que un escritor alemán que admira el mundo español y está imbuido del pleno sentido y valor de su heroica lucha, los salude cordialmente en la ocasión». de su estancia en Zúrich. Años más tarde, en 1945, Negrín fue invitado a leer un discurso en homenaje a Mann en Nueva York.
La biblioteca tiene una larga historia: Juan Negrín la llevó consigo a Valencia, Barcelona, Francia, Inglaterra y Canarias, y solo se deshizo de sus libros durante la Segunda Guerra Mundial, cuando consiguió ocultarlos en Marsella (Francia) con la ayuda del Cónsul de México, quien se encargó de su custodia hasta el final del conflicto y pudo recuperarlo, indicó Hell. prórroga EFE