En 2027, la población de 65 y más años representará el 26% del total de residentes en España. En Canarias dentro de quince años este grupo de edad pasará de 375.242 personas a más de 618.000, es decir, aumentará un 72,6% según datos de proyección de población del Instituto Nacional de Estadística (INE). “El gran reto es envejecer con buena salud”, afirma Beatriz González López-Valcárcel, profesora e investigadora en Economía de la Salud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
El porcentaje de personas mayores de 65 años en Canarias sobre el total en 2002 era del 11,6%. Para 2022 había subido al 17,1% aunque con una gran diferencia entre islas que va desde el 23% de El Hierro hasta el 11,8% de Fuerteventura. El descenso de la mortalidad y morbilidad, el aumento de la esperanza de vida y el descenso de la natalidad son factores que explican este envejecimiento de la población, cuestión que está poniendo en jaque al sistema sanitario.
«El envejecimiento de la población en sí mismo es una buena noticia porque significa que hay más longevidad. El reto es lo que se llama un envejecimiento saludable y, para afrontarlo a largo plazo, hay que prevenir desde edades tempranas. No vale la pena cuando tienes 60 años. Hay que prevenir mucho antes la demencia, mantener la actividad intelectual y la curiosidad, prevenir la cardiopatía isquémica -estas enfermedades son la principal causa de muerte en las islas- en los jóvenes mediante el ejercicio. No es lo mismo llegar a los 85 años sanos que con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) porque llevas 40 años fumando”, abunda el experto.
Presión por los servicios de salud
Aún así, agrega, con una población más envejecida se espera una mayor presión para los servicios de salud. “Obviamente en estas edades posteriores habrá problemas de salud asociados a la vulnerabilidad del envejecimiento”. Por lo que considera imprescindible “la coordinación de la sanidad y el sector social. Ese es el otro gran reto, porque por ese resquicio se va mucho dinero».
Beatriz González López-Valcárcel se refiere a Uso de camas hospitalarias por personas mayores con alta médica. Un problema que los centros hospitalarios de Canarias arrastran desde hace años a pesar de la puesta en marcha de una ordenanza entre el Ministerio de Sanidad y Derechos Sociales por la falta de puestos sociosanitarios.
«Las camas de agudos son muy caras y no hay plazas de cuidados medios o intermedios.. Los hospitales de agudos, además de ser costosos, son peligrosos por el riesgo de infección y esto implica la coordinación de la atención de salud con el sector social. En España, a causa del covid, se ha hablado de la reconversión de residencias. Por lo que hemos visto con el coronavirus, tienen problemas con la calidad de la atención, un tamaño excesivo y los mayores no quieren vivir en grandes centros con miles de residentes, sino en lugares más pequeños, en una comunidad. La reconversión de este sector es un desafío para el sistema. Hay estimaciones del coste que supondrá el envejecimiento de la población: en 2050, el envejecimiento podría representar el 1,5% del PIB”.
El 13% de la población en 2060 tendrá más de 80 años
Actualmente el porcentaje de población de 65 y más años en España equivale al 20,1% del total, cifra que en torno a 2025, dice el INE, será estaría en su máximo, en el 30,4% de la población, cayendo muy poco, hasta el 29,5% en 2072. En el caso de las personas de 80 y más años, el grupo de edad se duplicaría, pasando del 6,3% de la población en 2021 al 13% en 2060.
La solución de prevención funciona “a largo plazo”Por tanto, no es muy atractivo desde el punto de vista político, aunque sea «la mejor solución», dice Beatriz González López-Valcárcel. “En los países nórdicos ves gente mayor caminando kilómetros en la nieve. ¿Cómo se pusieron así? Porque desde los 20 años hacen ejercicio, no fuman, no beben. La prevención es la solución a largo plazo. En definitiva, el reto es no tirar el dinero que pasa por esos resquicios entre los niveles de atención, entre la salud y la salud social. Sin duda, la atención domiciliaria necesita ser ampliada. En otros países se hace muy bien. En España, las personas mayores quieren quedarse en casa, pero necesitan ayuda doméstica, sanitaria y social. Los Países Bajos sobresalen en esto con la atención domiciliaria. En diez años ha crecido y ya hay alrededor de 10.000”, dice.
Seis años más de esperanza de vida para los hombres, hasta los 86 y cuatro para las mujeres, 90, en 2071
La esperanza de vida al nacer aumentará en los próximos años, aunque no de forma similar para ambos sexos. Mientras que los hombres ganarían 5,8 años en 2071 llegando a los 81 años, frente a los 81,3 actuales, las mujeres llegarían a los 90, 4,2 más que la actual cuya esperanza de vida es de 86,4 según las proyecciones demográficas del Instituto Nacional de Estadística (INE). La pregunta es cómo serán esos años extra, porque según datos del Sistema de Atención a la Dependencia del Ministerio de Derechos Sociales, la gran mayoría de las personas no autosuficientes cumplen el perfil de mujeres mayores de 80 años. Así, se estima que actualmente viven en Canarias 246.866 personas «potencialmente dependientes», lo que representa el 11,3% de la población del archipiélago. En comparación con el grupo nacional, es el 3,8% de la población. Por su parte, el INE analiza la tasa de dependencia, que es la relación porcentual entre la población menor de 16 años o mayor de 64 años y el resto. La tasa actual es del 30,5% para los mayores de 64 años, cifra que ascenderá al 50,8 en 2072. En Canarias, si se alcanza el número de solicitudes de dependencia registradas por tramo de edad, la más numerosa es la de los mayores de 80 años, con 24.826 a 30 de junio de este año. Casi el doble (13.506) de solicitudes de personas de entre 65 y 79 años. Según el informe de la SAAD del mes pasado, solo 2.325 personas dependientes en Canarias cuentan con teleasistencia y muchas menos, solo 631, con asistencia a domicilio. En 2037, según las proyecciones demográficas del INE, el tramo de edad de los mayores de 80 años en las islas ascenderá a casi 172.000 personas, casi 69.000 más que el actual, lo que hace suponer que además del sistema sanitario, el sistema de adicciones también tendrá que evolucionar.